La alergia es uno de los problemas más frecuentes que los ácaros causan a las personas debido a que convivimos con ellos en nuestras casas, oficinas, en la calle, en todo tipo de edificios. Realmente la alergia la causan sus excrementos y los ácaros muertos, que son inhalados en forma de fino polvo.
Existen varias especies de ácaros que se alimentan de las escamas de piel humana que vamos desprendiendo continuamente (se estima que cada persona adulta se desprende de 1 gramo de piel al día). Los más conocidos son el dermatophagoides pteronyssinus,el D. Pharinae, y el Euroglyphus maynei.
Estas escamas de piel se depositan mayormente en camas, colchones, sábanas, mantas, alfombras, sofás, y diversos tejidos, por lo que las personas alérgicas es frecuente que noten un empeoramiento al acercarse a esos tejidos.
Las peores épocas para los alérgicos a los ácaros coinciden con la primavera y el otoño, coincidiendo con temperaturas superiores a unos 20ºC y humedades relativas altas superiores al 70%, que son las condiciones ambientales que favorecen la proliferación de ácaros (por eso se recomienda vivir en la montaña a los alérgicos y asmáticos, ya que las temperaturas son frías y la humedad escasa).